La mejor lectura es la que se escribe a solas. Sin la presión posterior de miradas críticas que ignoran lo que pasa desapercibido, pero acentúan los defectos de la estética visual. Me gustaría estar en la universidad, para poder desarrollar mis pensamientos de forma un poco más ligera al menos, por lo menos a mí me suele parecer como toneladas de agua en un tanque que cae desde arriba. Me hago daño todo el tiempo. Si no soy yo se encargan los que están a mí alrededor, me susurra esa voz que no existe. El tabaco, el pasado, el vacío y todas esas cosas de las que no me puedo deshacer. Todo se torna insignificante. No quiero exagerar los sentimientos humanos hasta la hipersensibilidad… Sólo quería escribir, para fingir que el tiempo se detiene entre mis manos, y las motas de polvo se mantienen estáticas. Me gusta mucho sentarme en el suelo. El suelo no juzga a nadie. Debe de ser cruel hacía uno mismo, preguntarse qué tienen las demás personas que yo no tenga, por el rechazo silencioso que experimenta mi vida. Estoy triste… Tengo las ganas, de ser feliz, no puedo. Me apena profundamente, pensar. Hay quienes necesitan que las salven, es lo único de lo que estoy segura. Ellos no tienen a nadie que les pueda ayudar. Darles una oportunidad de vivir tranquilos hasta que estén bien. He dejado las drogas… El tabaco aun no… Cuando estaba colocada, me sentía bien, incluso extraordinaria. Como un pez nadando contracorriente, que sólo estaba en trance, a un nivel espiritual elevado, en comparación con otros que existen sin más necesidades que ser materia móvil, entre lo material, en sus pequeñas ciudades burbujas. Ahora me siento mal. La insoportable ansiedad en la ausencia de las dosis habituales diarias ha desaparecido. Mi dependencia psíquica era muy fuerte hasta que sentí que mi corazón se partía por dentro en pedazos y no supe el por qué. Así que no tuve síntomas de síndrome de abstinencia, supongo que es porque algo dentro de mí duele, tanto, que no siento la intensidad de la gravedad. Puedo decir que no fue nada, sólo estaba más sensible ese día, y me irritaron sus estúpidos comentarios, por cómo lo apreciaba. Nunca llegamos a conocernos totalmente… Entonces, cuando mi drogadicción llegaba a puntos sospechados, en los que al estar colocada me sentía sobria, y cuando no, borracha, para los ojos ajenos me volvía simplemente una yonki cualquiera, para los que me miraban con mejores ojos, una chica que podría ser guapa e inteligente sí se cuidase, y conseguir lo que se porpusiera pero era una lástima verla en esas condiciones. Es fácil decir estas cosas, creo que soy autista, e incapaz de hacer algo para poner fin a la angustia, porque no sé qué me pasa. En realidad solamente consumía Marihuana, es cierto, que me mantenía la cara seca. Tampoco llevo la cuenta de cuantos meses lloro día tras día, a veces no estoy lo suficientemente triste como para llorar sin ningún estímulo, así que me los busco… Me he dado cuenta de lo sumamente rutinario que es mi paso por aquí. La depresión, sin marihuana es mucho más fácil de llevar también, antes, solía entrar en un estado de felicidad flotando en mi mente estratosférica, y cuánto mayor era esa euforia más grave era después mi inestabilidad emocional que pasaba por todos los estados anímicos en periodos muy cortos de tiempo, lo que me hacía sentirme más perdida… Ahora puedo ser consciente de lo que pasa todos los días de mi vida, y observar a las personas con la mente clara, estoy tranquila casi siempre, y si tengo ansiedad, intento tranquilizarme. Incluso cuando no me siento serena porque las dudas me rondan, siento que no tengo nada de lo que aquejarme, así que me obligo, no sé a qué… Salgo a la calle todos los días, aunque lo de mi perro, es una tarea que no la cumplo de forma ejemplar, a tomar un café, generalmente… Me gasto el dinero que antes gastaba en gramos, mecheros, papel de liar y tabaco(ahora fumo mucho menos), en ropa, zapatos, maquillaje y libros. Cuando voy bien vestida o maquillada, las personas me miran más insistentemente que cuando voy desaliñada. Algunas veces incluso me dicen guapa, los chicos de mi edad, lo cual es muy incómodo, a parte de que no soy guapa, porque tengo la nariz y la frente desmesuradamente grandes y la barbilla pequeña, lo que complementa mi columna vertebral raquítica y las piernas casi en forma de X. Si que me molesta al parecer, los físicos… Escucho música todos los días. Durante muchas horas. La música me aisla de mis pensamientos. Me aprendo las letras y después las canto. Si pensase durante todo ese tiempo que escucho música y tarareo las letras, tendría un dolor crónico de cabeza. Quiero aprender las matemáticas de secundaria e ir a la universidad, pero no sé si podré. Las personas, me siguen pareciendo de otro planeta. Me cuesta mucho entender las cosas que ellos entienden. Esto es mi diario, escribo a deshoras. Tengo insomnio desde la adolescencia, aunque ahora que indago en mi memoria bibliotecaria, (lol) vendrá desde la infancia, las pesadillas que tenía por las noches me daban miedo. Mientras escribo esto, imagino que a él le quedan dos horas para levantarse e ir a trabajar
Abrirá los ojos y mirará su móvil… Después se levantará de la cama y cogerá la ropa que se va a poner, dirigiéndose hacía el aseo. Se pondrá el desodorante, se lavará los dientes, y tal vez se va sin desayunar, porque odia los lunes.
Los sirios seguirán en mi recuerdo, como una canción en una plataforma virtual, muchos niños están pasándo hambre, o están siendo heridos en la guerra, no tienen recursos primarios para sobrevivivir, están siendo maltratados, o violados, en sus casas, o en las iglesias. Explotados, o torturados, como adolescentes víctimas de bullying que terminan en suicidios. En todas las partes de la tierra. Los políticos al menos, que yo sepa en España, siguen teniendo vidas de lujo. Todo está como siempre… Y yo tan tranquila, ajena a los pesares, porque tengo un techo deshauciado, donde aguardarme, una cama, y comida, ropa, y tabaco, libros y WiFi, y sobre todas las cosas, tengo aparentemente buena salud física, sin ninguna discapacidad lo que me permite hacer cualquier cosa que quiera, con mi excelente peso pluma. Así que no puedo estar triste…
Yo también odio la forma en la escribo, porque es cómo pienso, por eso intento no quedarme pensando sin descentrar la atención por mucho tiempo. Sinceramente no puedo ser psicólogo y paciente a la vez, quiero alguien que me quiera por como soy, pero tampoco me quiero, lo cual roza la imposibilidad, y me lleva a un internado psiquiátrico. El futuro se mantiene profundamente misterioso. Mi salud mental debe de estar dañada.